jueves, febrero 01, 2007

Ayer lo vi a L. Fue totalmente inesperado, pensé que ya no lo iba a ver hasta que volviera de sus vacaciones. Pero la tarde me sorprendió y yo misma me sorprendí. Fuera de eso, me di cuenta que teniendo casi diariamente esta dosis de amigos puedo bancarme cualquier cosa, incluso este laburo de mierda que últimamente me quema tanto la cabeza. Claramente L. no es mi amigo, pero lo son sus amigos y podemos convivir, creo.
La cuestión es que después de verlo el domingo y prácticamente ignorarlo, con respeto, pero ignorarlo, su saludo de ayer me hizo pensar que el me iba a ignorar el doble esta vez. Pero no, todo lo contrario. Para empezar intentaba charlarme, yo respondía pero ni en pedo le seguía la charla. Después me pidió el celular y safé como tantas otras veces. Pasa que a el se le rompió el suyo y mi número quedó ahi. Cuando lo cambió yo no quise anotar el suyo ni darle el mio. El punto es que le terminé dando el celular. Pero fue para no hacer de todo un graaan problema. Puse cara de no me gusta un carajo dártelo pero no way. Lo vi que anotaba y que se quedaba con el aparato en la mano, por ende supe que cuando abriera el mio iba a tener un mensaje suyo, forma mucho más inteligente de hacer que yo sí tenga su celular aunque no quiera. Pero bueno.
Comimos todos en paz, charlamos, nos reims y demás. Después de todo eso, amigos se ponen a tocar un tema para que yo lo conozca porque sólo conocía la letra. L. estaba en el living y nosotros en el cuarto. La cuestión es que me tiré en la cama y al toque entro él. Al principio se sentó en la punta de la cama pero después se tiró al lado mio. Tengo que confesar, en realidad confesarme, que eso si fue duro, el contacto físico un poco me hizo temblar.
Ni bien terminó el tema volé de la cama, claro. Porque además flor de tema era, daba para el recuerdo y todo.
Y así siguió la noche, con chistes y demás. Peleitas en joda que terminaban en ¡qué linda que sos! o ¡qué lindo te queda eso!, etc, etc. Y también: ella tiene que venir a vivir con nosotros.
Después si, cuando amigo 1 dormía, y amigo 2, L y yo estábamos escuchando música y tomando birra, me agarraba para bailar y ese tipo de cosas. Yo seguía huyendo, con sonrisa y un poco de onda, pero huyendo.
Finalmente nos quedamos solos un instante y vino directo a darme un beso. Me agarró la cara y beso. Me cuesta creer que lo saqué cagando. Todavía no me lo creo. No dudé un instante. Creo que cuando los labios se rozaron se me pasaron muchos momentos por la cabeza y como sea la respuesta fue: no, salí. o algo así. en ese segundo no pude haber pensado mucho pero salió eso y me sentí bien de que así fuera. Después un par de cosquillas y boludeces a las que tampoco respondí y por último un saludo medio raro. Me dio un beso, normal, como cualquier saludo y antes de terminar de dármelo, o sea, antes de irse, como que volvió a mi y me abrazó. Quizás hoy pienso que a eso sí me hubiera gustado responder, pero no pude.
Confusión? Por escasos segundos. La claridad que me traje del norte gana.
El tema es, no estoy hecha mierda ni mucho menos. Hoy, jueves a las 10.39 am no estoy hecha mierda. No se qué pasará después: no sé mañana, se de hoy.

No hay comentarios.: