La juventud tiene, entre otras ventajas, la del descubrimiento permanente: uno cree que se enamora hasta los tuétanos sólo para entender, la vez siguiente, que aquello no era amor y que esto sí, sólo para entender, la vez
siguiente, que aquello no era amor y que esto sí, sólo para entender, la vez siguiente -o la otra, quizás,
según la suerte.
Martín Caparrós
Amor y Anarquia
jueves, agosto 17, 2006
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